Los cinco elementos son la base de toda vida: espacio, tierra, viento, fuego y agua. Nuestro planeta está compuesto por ellos, nuestro cuerpo también, y nuestra mente funciona basándose en los cinco elementos. Un desequilibrio provoca trastornos y, por lo tanto, enfermedades y problemas mentales como estrés, ansiedad o depresión. Con las prácticas de los cinco elementos, volvemos a equilibrar nuestros elementos.
Todo se basa en los cinco elementos. También nuestro cuerpo y nuestras emociones. Si predomina demasiado el fuego, la ira aumenta. Sin tierra, falta el arraigo. Demasiada tierra nos vuelve letárgicos u orgullosos. La medicina tibetana se basa en el conocimiento de la relación entre los elementos, el cuerpo, la mente y el entorno. En las prácticas tibetanas de los cinco elementos, como su nombre indica, todo gira en torno a equilibrar los cinco elementos que hay en nosotros. El médico tibetano y alto maestro del budismo tibetano Tulku Lobsang Rinpoche ha recopilado una pequeña serie de ejercicios que nos ayudan precisamente en eso.

Los movimientos de los cinco elementos del Lu Jong son, sin duda, el núcleo de esta práctica: los ejercicios con nombres tan bonitos como «Cómo se frota el hombro el yak», «Cómo gira el halcón en el viento» o «Cómo surge una nueva montaña entre cuatro continentes» aportan tranquilidad al cuerpo y a la mente. Con otros ejercicios como la respiración profunda, el (auto)masaje de los cinco elementos, la meditación de atención plena basada en los cinco elementos y cinco posiciones de relajación, una para cada elemento, nos relajamos cada vez más y alcanzamos la paz interior y la claridad.
Una práctica sencilla y muy eficaz.
